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Planificación Docente

¿Por qué planificar la enseñanza?

Publicado el 8 de Agosto, 2025

Imagen de un docente planificando una clase

Rompiendo la Rutina en el Aula

En la enseñanza, a menudo nos encontramos con prácticas docentes caracterizadas por una rutina que inicia con la exploración de saberes previos, un video, la lectura del libro de texto seguida de una explicación del profesor, preguntas generadoras, copiado de textos, realización de ejercicios y muchas otras que siguen la misma lógica y se cierra cuando se pide a los alumnos elaborar un resumen del texto, contestar un cuestionario, aplicar el procedimiento antes “aprendido”, generando, entre otras cosas, que los alumnos no se involucren con interés en el estudio, pareciéndoles este ajeno e irrelevante, lo que provoca, bajos niveles de logro en el aprendizaje.

Coincidimos en que la enseñanza puede ser definida como la acción de compartir, proponer y promover un conocimiento que, al ser asimilado, dará como resultado el aprendizaje, como un acto común en el que quien enseña, como el que aprende se involucran activamente, es decir, unos (los que enseñan) generan situaciones didácticas que le permitan al que aprende activar sus “capacidades” para hacerlas cada vez más complejas, construir aprendizajes y potencializar competencias.

La Enseñanza como Andamiaje del Pensamiento

La enseñanza debe permitirle al estudiante desarrollar progresivamente las capacidades de metacognición, que le ayuden a generar una reflexión sobre sus operaciones de pensamiento. De ahí la necesidad de repensar nuestra práctica, considerando una lógica -desarrollada a partir de las estrategias y metodologías, que permitan estructurarla como un espacio que brinde al estudiante la oportunidad para aprender, a través de sus medios.

Dado que la enseñanza es una actividad dirigida por una intención (hacer aprender las cosas necesarias), necesita al menos una preparación, es decir, la planificación de la enseñanza o en otras palabras, pensar en la mediación pedagógica a desarrollar en el aula, buscar el “eslabón perdido” que permita unir enseñanza-aprendizaje hacia la gestión del conocimiento.

Así, la enseñanza es una actividad que busca favorecer el aprendizaje, genera un andamiaje para facilitarlo, sobre algo que el aprendiz puede hacer sin que se le brinde una ayuda. A la manera de los andamios que se colocan para construir un edificio y se van retirando a medida que se eleva, la enseñanza sería la guía o el sostén que el docente ofrece y luego retira para favorecer el aprendizaje de sus alumnos, así potenciar capacidades.

"Planificar permite tomar decisiones sobre la intencionalidad que preside a la intervención, prever las condiciones más adecuadas para alcanzar los objetivos propuestos y disponer de criterios para regular todo el proceso." - Bassedas (2000)

La Fase Pre-activa: Pensar Antes de Actuar

Una parte importante del trabajo del maestro recae en la toma de decisiones en torno a las cuales se configura el “plan” de su actuación. Muchos autores coinciden en describir una fase previa a la enseñanza o pre-activa, caracterizada por la preparación o planificación de lo que después se llevará a cabo en el aula. No obstante, esta fase puede ser muy diferente entre equipos o de un docente a otro. Hay quien establece una programación minuciosa y detallada, y otros que tienen algunas ideas en mente a partir de las cuales van concentrando las actividades diarias de la clase y así lo llevan a la práctica.

Bondades de una Planificación Intencionada

La planificación nos ayudará a regular y sistematizar este proceso de creación de estructuras intelectuales en los alumnos, ya que no es únicamente una temporización, distribución de contenidos y actividades, sino que es un proceso continuo que se preocupa no sólo del lugar hacia dónde ir, sino también de por qué y cómo ir, es decir, a través de qué medios y eligiendo los caminos más adecuados, por lo que la planeación debe ser algo dinámico, no acabado ni rígido, ante todo, intencionado.

La planificación se llena de bondades, pues:

  • Permite tomar decisiones reflexionadas y fundamentadas.
  • Ayuda a clarificar el sentido de lo que enseñamos y de los aprendizajes que pretendemos potenciar.
  • Permite tomar en consideración las capacidades y los conocimientos previos del alumnado y adaptarse a ellos.
  • Aclara las actividades de enseñanza que quieren realizarse.
  • Permite detectar las posibles dificultades de cada alumno y orienta la ayuda que deberá proporcionarse.
  • Prepara y prevé los recursos necesarios.
  • Conduce a la organización del tiempo y del espacio.
  • Ayuda a concretar el tipo de observación que debe realizarse para la evaluación y prever momentos adecuados para llevarla a cabo.

Así, la planificación, retomando los argumentos de Encabo (1998) debe entenderse como la instancia fundamental de la producción de conocimiento del docente, la herramienta eficaz que da cuenta de su intencionalidad pedagógica, en oposición a la improvisación y al espontaneísmo. Siempre que sea lo suficientemente flexible como para ir adecuándose en realimentación con la práctica, ampliándose a partir de ella, en tanto es una hipótesis de trabajo y no una receta rígida y estereotipada.

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